Musica en otros centros religiosos de Jaén - Jaen escondido

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Otros centros musicales religiosos

El nuevo auge de la música que se da en el siglo XVI dentro de los centros religiosos no solo se percibe en las catedrales de Jaén y Baeza, o en la Santa Capilla de San Andrés, sino que también se manifiesta en otras capillas religiosas que surgen en otros centros religiosos, siendo los siguientes los que también tendrían gran relevancia musical:

Iglesia Colegial de Baeza
(actual  Sta. Mª del Alcazar y S. Andrés Apostol)

Se tiene constancia de la existencia durante unos años en el siglo XVI de una capilla musical, la cual sufriría en 1582 una importante merma en su composición motivada por el declive económico de la época, y que la llevaría a la práctica desaparición. Supuestamente siguió funcionando posteriormente de forma no oficial.


Sacra Capilla del Salvador de Ubeda

En el siglo XVI, Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, funda la iglesia del Salvador, en cuyos estatutos se contempla la existencia de una capilla musical que estaría compuesta inicialmente por una sección vocal, maestro y organista; incorporándose posteriormente diferentes ministriles. El cargo de maestro lo ostentaría Esteban Alvarez, y el de organista, Gaspar de Algarra.
Durante el s. XVII sigue existiendo, dirigida por Francisco Martínez de Avalos y por Diego Benito Velasco, entre otros. Durante esta época también, el órgano habría estado a cargo de Francisco Franco y Diego de Quesada.
Esta capilla actuaría, además de en Ubeda, en otras localidades próximas.
Dada la rivalidad que existió durante muchos años entre esta capilla y la de la Colegial, el cabildo de la catedral de Jaén tuvo que tomar parte en 1692 en evitación de situaciones inconvenientes. 
También existen referencias sobre su funcionamiento en el siglo XVIII a cargo de Laureano de la Torre y como organista, Gregorio Pico.

En la bóveda de la cabecera podemos encontrar pinturas en sus casetones con motivos musicales diversos, entre los que podemos observar los siguientes:




Hospital y Capilla de Santiago de Ubeda

El Hospital y Capilla de Santiago se funda en 1562 por Diego de los Cobos, quien determinaría también la creación de su capilla musical, compuesta por maestro, cantores, mozos de coro y organista. En 1592 hay constancia de la presencia de Gil de Avila en el cargo de maestro.

También podemos encontrar muestras de iconografía musical sobre los dos arcos del tramo central de la capilla y en uno de los casetones de la cúpula de la caja de escalera:




Iglesia Colegial de Ubeda
(actual Sta. Mª de los Reales Alcázares)

Solo ha llegado hasta nosotros de su capilla musical algunos pocos datos, como el de haber tenido a su cargo a Juan Bautista, en 1583, y que contó con organista en 1591. También que, durante el siglo XVII, se sucedieron maestros como Juan Benito de Riscos, Francisco Monzón y Juan Navarro; y en el XVIII, Gregorio Navarro y Francisco de Paula González.


Abadía de Alcalá la Real

Se poseen muy pocas referencias sobre esta capilla, pudiendo decir que en el siglo XVI fue dirigida en algún momento por Juan Bautista Muñoz, sabiéndose también que estuvo activa durante el XVII por conocerse los nombres de los ministriles Diego López de la Muela y Diego García, en algún momento de esta centuria.
Otro de los escasos datos que tenemos de esta capilla es el nombre de Ramón Villuendas, quien ejercería el cargo de maestro y organista a la vez, ya en el s. XVIII.


Iglesia de Santa María de Alcaudete

Conocemos de su capilla musical que tuvo como maestro a Martín de la Fuente, en 1542, desconociendo otros detalles de la misma.
También se ha llegado a saber que, durante el s. XVIII, pasaron Simón de Molinos y Francisco Viedma ejerciendo el cargo de maestro de capilla.


Iglesia Colegial de Castellar
(actual Ex-colegiata de Santiago)

Se trata de una de las iglesias de mayor importancia de la provincia en el aspecto musical, figurando en sus estatutos de 1649 la existencia de una capilla musical con el cargo de maestro y también del de organista.
Esta capilla fué fundada bajo el patrocinio privado de D. Mendo de Benavides, hijo de uno de los que fueran condes de Santisteban, empezando su actividad en 1649 bajo el magisterio de Fernando Sánchez Castaño.
Es de destacar que, al tratarse de una capilla perteneciente a un centro religioso de patronazgo privado, el cargo de maestro conllevaba el derecho de pertenencia al cabildo del mismo, lo cual confería a dicho cargo un status o importancia superior que el de sus homólogos de centros religiosos eclesiásticos, aunque ese privilegio no fué motivo suficiente entre los posibles aspirantes a dicha plaza. Este mecenazgo privado que existía sobre esta capilla también determinaría, en parte, el acceso al cargo de maestro, pudiendo admitirse recomendaciones además de ser aprobado en la oposición correspondiente, siendo el maestro de capilla de la catedral de Baeza quien ejerciera de juez en las pruebas de acceso.
De gran importancia, como decíamos al principio, esta capilla llegó a ser centro de influencia de otras capillas, y referencia de los músicos de éstas para su promoción profesional; disponiendo de una variada sección instrumental y vocal, contando con los capones Bartolomé Baquero y Gabriel González. Dispondría de 12-14 ministriles, sochantre, diferentes voces adultas y acólitos, con acompañamiento instrumental de órgano, bajón, arpa y chirimía, pudiendo cada uno de los músicos ejercer de forma alterna.
Otros maestros que tendría esta capilla serían Pedro Vernal, José de Reyes y el toledano Tomás Micieces (hijo). Este último toma el cargo en 1679, gozando la capilla con él su mayor esplendor musical. En este periodo, el cargo de organista lo ostentaría Bartolomé de la Santa.
Mas tarde, la capilla tuvo a maestros como Pedro Portillo, natural de Jaén, y Juan Ruiz, con quien llegó a tener también una importante dotación de músicos.
Ya en el siglo XVIII se sucederían en el cargo de maestro Diego Antonio Malpica, Juan Antonio Conde Fernández y Antonio Malpica. El cargo de organista estaría ocupado, en diferentes momentos, por José Viciano, Francisco José Viciano y Manuel García, quienes también tocarían el arpa.
Durante esta centuria se conoce que la capilla contaba con tres cantores, sochantre, bajonista, arpa y algún otro ministril.

Algunos libros de música que se conservan en su archivo:




Otras iglesias

En los momentos de mayor esplendor musical en las instituciones religiosas no solo conocemos los centros que hemos expuesto, sino que son otras muchas iglesias las que contarían también con su capilla musical y organista.
En Huelma contamos en 1589 con el organista Pedro Chincoya. En San Ildefonso, de Jaén, ostentarían el cargo de organista Paredes, Hernando de Torres, Juan de Zafra y Pedro de Zafra, los cuatro en la segunda mitad del siglo XVI y de forma sucesiva. También sabemos que estas dos iglesias dispondrían de un organero.
En la iglesia de Castillo de Locubín habría sido titular del cargo de organista Juan de la Parra, y en la de Sta. María de Andújar, Antón Criado (1559) y Pedro Valtierra (1579). También dispondrían de organero estas dos iglesias.
Ya en el siglo XVII, la mayoría de las iglesias tendrían sus necesidades musicales cubiertas, como mínimo por la figura del organista, y otras muchas, además, con su capilla musical dirigida por un maestro (Arjonilla, Huelma y Linares, como ejemplos).
También, en el siglo XVII, en la iglesia de la Magdalena habrían ocupado el cargo de organista Pedro de Roa, Jacinto de Torres y Rodrigo Martínez.
En el siglo XVIII encontramos a la capilla de la iglesia de Bailén con Matias José Pérez ocupando los cargos de maestro y organista, y otros maestros como Juan Ordóñez de Lillo, Manuel de Arredondo y Juan Antonio de Torres.


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El siglo XIX se presenta oscuro para todos los centros musicales religiosos dándose un declive musical por los efectos de la desamortización eclesiástica de Mendizabal, desapareciendo algunas de sus capillas musicales y, otras, viendo reducir sus presupuestos que conllevaría una disminución de sus plantillas y a contraer deudas con sus músicos, además de reducciones de salarios.
Otro detalle relacionado con los finales de esta centuria sería la proliferación de los armonios, instrumentos menos costosos y de mantenimiento más barato que los órganos, empezando a ser sustituidos éstos ya en el siglo XX.
Otros instrumentos, como el piano, se dejarían ver en algunas iglesias. Y la posterior introducción de la guitarra española, favoreciendo la participación musical de los feligreses.




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